El gobierno nacional enfrenta una situación crítica, particularmente en relación con varias propuestas clave. El ministro de Economía, Luis Caputo, anunció la retirada de propuestas relacionadas con retenciones, jubilaciones, Ganancias, blanqueo y otras, con el objetivo de facilitar la negociación en el Congreso.
El proyecto de ley aún mantiene la delegación de atribuciones legislativas en manos del Presidente. Esto significa que, en caso de aprobarse la norma, el Presidente podría tomar decisiones, incluyendo aquellas relacionadas con retenciones, jubilaciones y Ganancias, a través de decretos presidenciales.
Esta medida busca destrabar la situación y avanzar en la aprobación de las propuestas en cuestión. La relación entre el gobierno nacional y los gobernadores parece ser tensa, y el retiro de estas propuestas puede ser un intento de encontrar un terreno común en el ámbito legislativo.
Es fundamental seguir de cerca el desarrollo de esta situación, ya que las decisiones tomadas en el Congreso pueden tener un impacto significativo en diversas áreas, desde la economía hasta las políticas sociales.
¿Qué viene ahora?
El oficialismo y los bloques aliados están presionando para lograr la aprobación de las facultades delegadas, consideradas la “madre de todas las batallas”. Este proceso, que comenzaría en la Cámara de Diputados y luego pasaría al Senado, se espera que sea complicado. Incluso aquellos legisladores y gobernadores que dicen querer “ayudar a la gobernabilidad” reconocen que hay una estrategia detrás de la versión más moderada de Milei.
Se sugiere que la reacción de la sociedad, especialmente de los sectores más afectados por los aumentos en servicios básicos y la falta de ajustes salariales, será determinante. Se destaca el malestar de los sectores más humildes debido a los fuertes incrementos en transporte, luz, gas y supermercados, así como la falta de aumentos salariales y el aumento de los despidos. La clase media también se ve afectada por los altos costos en educación, servicios de salud y alquileres, todo esto en medio de una profunda recesión.
Incluso aquellos considerados amigos del gobierno prevén que la imagen presidencial caerá por debajo del 30 por ciento en marzo. Además, se anticipa que las tensiones internas, los despidos en el gobierno y las idas y vueltas políticas continuarán de manera constante.